lunes, 3 de enero de 2011

India mágica





El día 1 fui con mis hijas a un restaurante indio para celebrar de un modo distinto la llegada del año.
Era un pequeño antro, agradable, de ambiente inequivocamente hindú.

El servicio: atento e impecable. El ambiente: tranquilo y relajante.
Nos atendía el sonriente dueño, cuyo nombre no recuerdo en este momento, pero sí su voz grave y sus profundos ojos negros .
Reconozco que, aunque estuve en la India años ha, y me marcó a fondo, no había vuelto a probar comida india.
Lo cierto es que comimos muy bien.
No sé si, motivado por la fecha y las consabidas resacas, o por otra causa, en el restaurante estábamos unicamente nosotras y una mesa conocida del mismo.
Lo que más me sorprendió fue la carta.
El menú se iniaba con una poesía, que más o menos era así:

La vida es la semilla
El amor la flor
La risa es la fragancia

¿Cómo son capaces los orientales de decir en tres palabras lo que nosotros seríamos incapaces de expresar?
Bueno... En todo caso

¡¡¡FELIZ AÑO A TODOS!!!